Se trata de un excelente abono para las plantas de tu casa y jardín. El truco es simple: una vez que hayas servido esa necesaria taza matutina, conserva el café molido de tu cafetera. Estos “residuos” son ricos en nutrientes y nitrógeno y altos en acidez, sólo colócalos alrededor del tallo y mira cómo algo que normalmente iba a la basura puede prolongar la vida de un ser vivo.
Es importante que esperes a que el café se seque y se enfríe, pues el calor y la humedad excesiva podrían dañar tus plantas. Otro aspecto importante que debes considerar es que, aunque el nitrógeno es necesario para todas las plantas, en este caso, el café ayudará primordialmente a las plantas que requieran de un ambiente ácido para crecer: rosas, gardenias, camelias, hortensias, azaleas… Este abono es particularmente bueno cuando las hojas más viejas comienzan a ponerse amarillas.